Nutrición y Sistema inmunitario. Una relación muy estrecha.

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Una dieta variada, equilibrada y saludable, así como un consumo de probióticos de forma regular contribuyen a un buen funcionamiento de las defensas. La investigación en este último terreno es muy prolífica y ofrece resultados cada vez más rigurosos, algo muy necesario, porque se trata de productos que se comercializan en canales de gran consumo.

Las agresiones externas tras el nacimiento, la alimentación con fórmulas infantiles no adecuadas, las enfermedades gastrointestinales y el estrés pueden alterar el equilibrio de la microbiota intestinal. Esta alteración es, por tanto, un problema que puede aparecer con frecuencia, aunque, a tenor de algunos estudios, no parece causar gran preocupación entre la población.

ENCUESTA ALIMENTACIÓN, SALUD Y PROBIÓTICOS

La encuesta realizada recientemente por el Programa NUSA (Nutrición y Salud) denominada Alimentación, Salud y Probióticos nos revela no sólo los hábitos de los españoles sino también la percepción que tienen de ellos en términos de salud. De los resultados se deduce que, en gran medida, la población española tiene una noción errónea: el 90% reconoce presentar estrés y más del 50% no practica ejercicio físico y a pesar de ello cree gozar de buena salud. El consumo de tabaco y alcohol tampoco es despreciable. De ello cabe inferir que una buena parte de los ciudadanos españoles no cuida su sistema inmunitario y presenta riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes.

Por lo que respecta al peso, las personas que muestran alguna preocupación por su peso son, según esta encuesta, aquellas que no deberían tenerla: suelen ser mujeres con un peso normal. En cambio, la mayoría de personas que presentan obesidad no perciben ésta como un problema.

La población muestra estar interesada en los probióticos y tiene ciertas nociones de que son alimentos saludables.

PAUTAS BÁSICAS

Lo cierto es que nuestra salud está condicionada directamente por nuestra alimentación. Así, la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y 7 de cada 10 muertes por cáncer podrían evitarse con un estilo de vida saludable, buena alimentación, deshabituación tabáquica y la práctica correcta de ejercicio físico.

Nuestra alimentación debería ser variada y equilibrada, muy rica en alimentos de origen vegetal: fruta, verduras, hortalizas, cereales, preferiblemente integrales, legumbres y frutos secos. Los lácteos (preferentemente desnatados) se deben aportar en un mínimo de dos raciones diarias a nuestra dieta.

La proteína debe aportarse, preferiblemente, a través de carnes blancas, como el pollo, el pavo o el conejo, y también pescados, tanto azules como blancos, y legumbres.

Las carnes rojas y los embutidos, por su aporte de grasas, deben consumirse con menor frecuencia.

LA DIETA EQUILIBRADA REFUERZA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO

Son muchos los estudios que demuestran que una dieta equilibrada refuerza el sistema inmunológico. A continuación se indican cuáles son los nutrientes que afectan directamente al sistema inmunitario.

El aporte de energía debe ser el correcto: ni por encima ni por debajo de las recomendaciones. El aporte excesivo de energía afecta a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, puesto que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de este tipo de enfermedades.

Se sabe que las personas obesas tienen mayor incidencia en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y éstas se hallan vinculadas a trastornos inmunitarios.

La función inmunológica también se ve alterada en personas que ingieren dietas por debajo de las 1.200 kcal o dietas más ricas en aporte de energía pero desequilibradas.

Por lo que respecta a las grasas, una dieta baja en grasas también favorece la salud del sistema inmunitario. Pero no sólo es importante la cantidad, sino también la calidad de estas grasas. Conviene incluir en la dieta pescado azul, frutos secos, aceite de oliva, girasol, soja o linaza para asegurar un aporte equilibrado de diferentes grasas esenciales para la salud.

Un consumo regular de lácteos fermentados como yogur o kéfir contribuye, asimismo, a aumentar las defensas inmunológicas. Hay estudios que demuestran que quienes consumen estos alimentos de forma regular presentan un mejor estado del sistema inmunitario además de una mayor resistencia a intoxicaciones alimentarias.

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Por ello, hay que asegurar una dieta equilibrada y lo suficientemente variada para que incluya alimentos de todos los grupos descritos.

CONSENSO SOBRE LOS PROBIÓTICOS

En diciembre de 2009 tuvo lugar en Madrid un taller sobre evidencia científica en materia de probióticos y salud, que congregó a numerosos expertos en este ámbito. Las declaraciones consensuadas que se publicaron a su término afecta, básicamente, a la consideración esencial de estos ingredientes y pueden resumirse como sigue:

– Los probióticos son microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas proporcionan un beneficio a la salud del huésped.

– Estos efectos han de estar demostrados científicamente por estudios en animales y también en humanos.

– Los efectos beneficiosos deben tener una indicación concreta (tratamiento de la diarrea, por ejemplo), son atribuibles a cada cepa microbiana específica y no son extrapolables a otras.

– La eficacia de los probióticos está muy documentada en aspectos de salud gastrointestinal. Otras indicaciones estudiadas son también acciones concretas sobre el sistema inmunitario como prevención de infecciones o alergia.

– Las indicaciones de los probióticos son muy concretas. Pueden estar indicados para una enfermedad y no para otras.

– Las evidencias científicas pueden hacer referencia a un grupo determinado de edad (niños y ancianos, por ejemplo) o a una condición fisiológica especial (p. ej., gestación o lactancia) y no son extrapolables en ningún modo a otras.

El pasado mes de junio de 2010 se presentó también el Documento deConsenso sobre Probióticos, elaborado por un conjunto de 50 expertos en nutrición, entre ellos la Dra. Ascensión Marcos, líder del Grupo de Inmunonutrición del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío del CSIC., el Dr. Francisco Guarner, jefe del servicio de Aparato Digestivo del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y la Dra. Teresa Requena, coordinadora del consenso y científica titular del CSIC.

En la actualidad se están llevando a cabo más de 100 estudios de investigación en probióticos y este documento unifica el criterio en torno a la definición y actividad de estos microorganismos. Dada la importancia y el aumento del uso de estos ingredientes, el trabajo pretende difundir la información respecto a ellos con el máximo rigor científico posible, para una mayor comprensión por parte de la población.

Este consenso acaba de ser publicado en la revista Nutrición Hospitalaria y recoge algunos aspectos demostrados:

– Son útiles en el manejo de ciertas enfermedades inflamatorias intestinales.

– Se ha demostrado su eficacia en el tratamiento de bebés prematuros reduciendo no sólo enfermedades sino también número de muertes.

– El sistema inmunológico puede verse alterado a causa de algunos acontecimientos estresantes. En estos contextos puede producirse una reducción de las defensas naturales y el consiguiente aumento de la sensibilidad a infecciones, alergias, enfermedades inflamatorias y cáncer, entre otras. Varios estudios realizados en humanos y animales apoyan la idea del efecto inmunomodulador de los probióticos en general. Los probióticos modulan la inmunocompetencia mediante la regulación de las concentraciones de citoquinas, inmunoglobulinas y la función linfocitaria. Esto se ha estudiado en dos situaciones especiales de estrés inducido como son las épocas de exámenes para estudiantes y la anorexia nerviosa. En ambos casos se ha comprobado la acción inmunomoduladora de los probióticos, así como en casos de diarrea o práctica deportiva intensa.

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NUTRICIÓN Y DEPORTE

Además de los aspectos más puramente alimentarios, hay una serie de medidas higienicodietéticas cuya influencia en la salud inmunitaria se ha podido contrastar científicamente, como, por ejemplo, la práctica de ejercicio físico moderado.

El exceso de ejercicio, en cambio, puede causar daños en el sistema inmunitario, debilitando las defensas. Estudios realizados con deportistas de elite han manifestado que estos contaban con niveles bajos de anticuerpos, por lo que tenían un mayor riesgo de contraer infecciones virales.

Asimismo, se ha comprobado que aquellas personas que trabajan los músculos de manera excesiva tienen niveles de cinc más bajos, lo que les puede causar fatiga e incluso depresión.

Si nos centramos en un grupo determinado de edad, en el caso de la infancia concretamente, el deporte resulta beneficioso para su desarrollo integral pero los excesos en los entrenamientos pueden ser muy perjudiciales a edades tempranas.

En general, podemos decir que se ha comprobado que la actividad física practicada con moderación y regularidad estimula un correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Por ello, se recomienda realizar de forma regular actividad física de intensidad moderada (caminar a paso ligero, natación, bicicleta, etc.).

Para favorecer el correcto funcionamiento de las defensas también es imprescindible dormir un número de horas suficiente y evitar el estrés.

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