Algunos edulcorantes alteran la microbiota intestinal y el nivel de glucosa en sangre

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En un  estudio en el que se analizaron cuatro sustitutos del azúcar (aspartamo, sacarina, sucralosa y estevia), se observó que el paso de estos edulcorantes no nutritivos por el cuerpo no es inofensivo. Los resultados del estudio, publicados el 19 de agosto en Cell, relacionan dos de estas sustancias (la sacarina y la sucralosa) con un aumento de los niveles de glucosa en sangre (glucemia). Además, es posible que provoquen cambios en la microbiota intestinal.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»full_width» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern» css=».vc_custom_1662569366507{margin-bottom: 3em !important;}» z_index=»»][vc_column][vc_single_image image=»1049″ img_size=»full» alignment=»center» qode_css_animation=»»][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»full_width» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern»][vc_column][vc_column_text]En 2014, se halló un vínculo entre los cambios producidos en el microbioma y en la glucemia de ratones, después de que estos ingirieran sustitutos del azúcar. Diseñaron un nuevo estudio, publicado ahora, para averiguar si existe esa misma relación en los humanos. Para ello, seleccionaron participantes de un primer grupo compuesto por 1375 personas, y descartaron a aquellos que habitualmente tomaban edulcorantes no calóricos. Algunos lo habían hecho sin saberlo, a través de proteínas en polvo, chicles y aperitivos o postres bajos en azúcar.[/vc_column_text][vc_column_text]Los 120 elegidos fueron repartidos en seis grupos de 20. Los participantes de cuatro de estos grupos consumieron sobres que contenían uno de los cuatro edulcorantes analizados, cuyas cantidades eran inferiores a la ingesta diaria recomendable. Al quinto grupo se le dio solo el complemento utilizado en estos sobres, que se suele añadir para dar volumen a la pequeña cantidad de sustituto del azúcar que contienen. El sexto grupo no consumió ninguno.[/vc_column_text][vc_column_text]Durante las dos semanas que duró el estudio, los participantes ingirieron el edulcorante o el relleno asignado. También se les practicaron pruebas orales de tolerancia a la glucosa. Estas pruebas miden la respuesta del cuerpo al azúcar y se suelen utilizar para diagnosticar algunas formas de diabetes. Para ello, se bebían una disolución de glucosa cada mañana en ayunas y llevaban monitores continuos de glucosa para controlar su glucemia. El equipo recogió muestras orales y fecales de los participantes para analizar su microbiota intestinal. Además, midieron los niveles en sangre de algunos productos del metabolismo.

La respuesta de glucosa en sangre de aquellos que consumieron sacarina o sucralosa fue mucho más pronunciada que la del resto de grupos. Después de tomar durante dos semanas cualquiera de los cuatro edulcorantes, el perfil de su flora intestinal se alteró. Además de estos cambios, los niveles de algunos productos metabólicos también variaron. Por ejemplo, en el grupo que consumía sacarina aumentó la producción de un tipo de aminoácido, algo parecido a lo que ocurre en las personas con diabetes.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]